Archivo por meses: agosto 2011

¿POR QUÉ INVESTIGAMOS?

Cuando los que nos dedicamos a la investigación confesamos abiertamente a los que nos rodean que nos gusta la ciencia, muchas veces lo que encontramos como respuesta es una risita burlona, una cara de extrañeza, un «uhmmm, muy interesante» que no sabes si calificar como sincero o hipócrita, o directamente un «¿vas de coña, no?».

Pues sí, nos gusta y a mucha honra! Y a la mayoría de nosotros no solo nos gusta la ciencia, si no que también nos gusta contarlo y contarla. Primero porque puede ser apasionante y divertida y segundo porque es una herramienta fundamental para el avance de la sociedad. Y toda la sociedad debe ser consciente de ello, de la enorme utilidad social, económica y productiva que representa y de la repercusión que puede tener en todos nosotros.

A veces, cuando te preguntan porqué te dedicas a esto, lo tienes tan asumido, para tí es algo tan natural e intrínseco, que resulta muy difícil de explicar. Por eso cuando descubrí la entrevista que el programa Teknópolis hizo a Pedro Miguel Etxenike encontré en él las respuestas a muchas de estas preguntas.

Estos son algunos extractos de lo que más me llamó la atención con respecto a la influencia de la ciencia y la investigación en la sociedad, pero podéis disfrutar de la entrevista completa aquí, os la recomiendo y muy mucho.

Por esto y por muchas cosas más, seguimos investigando.

EN EL SUELO Y BAJO NUESTROS PIES

No nos damos cuenta. Lo tenemos ahí, desde siempre y bajo nuestros pies. El suelo que pisamos alberga en su interior un enorme y fascinante laboratorio en el que se dan procesos químicos, físicos y biológicos que confieren a cada zona o región unas propiedades características y especiales que la hacen única. Por ejemplo y sin ir más lejos, la tipología de suelo de mi tierra, La Rioja, es perfecta para el cultivo de la vid. Es precisamente la composición del suelo riojano la que otorga a las uvas esa peculiaridad y riqueza que hacen que nuestro vino tinto sea uno de los más apreciados y valorados en todo el mundo. Y todo se lo debemos al suelo.

Viñedo en el Camino de Valdeguinea en Logroño

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