Hace un par de semanas estuve en un Café Científico que tuvo lugar en el Ateneo Riojano en el que el tema central fue «Productos naturales vs. productos artificiales».
Una de las conclusiones que saqué de aquella charla fue que la mala fama de los productos fabricados artificialmente, o como decimos los químicos, los productos sintéticos, puede ser debida a esa imagen que muchas veces proyectamos de científicos locos encerrados en su laboratorio haciendo vete tú a saber qué maldades, como por ejemplo esta: